Cuando nos percatamos de que somos observados, sentimos una
sensación extraña, y algo especial, es el resultado de recibir esa
mirada insistente, procedente de unos ojos peregrinos...
Cuando ésto ocurre, nos sentimos -en buena medida- precavidos.
Nuestro instinto de conservación, nos manda un mensaje mediante
el cual, nos informa que debemos actuar en consecuencia.
De que sireve amigos míos, buscar refugio en una caverna, si
los versos y las prosas de ese mismo carácter, te esperan y no
tienen tiempo...
Entendemos, que debemos sentirnos libres de día, y soñar a
pesar de que se nos niegue volar más alto que los halcones.
¡No debemos ahogarnos en las sombras cobardes de la gente
incauta!!.
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