Aunque sintamos que tenemos la razón, cuando los
nervios están a flor de piel, a veces, tenemos que
resistir la tentación de decir lo que pensamos, hasta
que haya un clima adecuado para el diálogo.
Vivir en armonía, es adaptarse a los demás, sin dejar
de ser uno mismo. Saber cual es el momento oportuno
de esclarecer un asunto delicado, y cual es mejor, para
derivar la conversación hacia temas que no desaten
conflictos.
Si tenemos que compartir nuestro espacio y tiempo
con alguien, que tiene más dificultad para controlar
su temperamento, debemos ser pacientes, e intentar
cambiar su clima emocional.
Una persona con personalidad no necesita demostrar
nada...tampoco se entromete en la vida de otros, ni
les pide que sean como ella.
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