
En esa madrugada, el cielo mostró su color azul a la espera de la llegada del alba con suma placidez y parsimonia. La playa, de forma lamentable, sigue acumulando cemento de lujo, donde rompen las olas, intentando reciclar el color marrón y verde esperanza, con la finalidad de poder ofrecernos alguna que otra sonrisa oculta, en los rincones donde los políticos suelen jugar a ser equilibristas mentirosos, condición ésta muy arraigada en la inmensa mayoría de ellos. Os diré que acepto haber convertido ciertas angustias, en una especie de canto clandestino. Entiendo y comprendo que la vida se nos va pronunciando discursos, pero de poco nos sirve debido a los muchos intereses creados, siendo al propio tiempo muy difíciles de subsanar.
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