Mis Muertos. Han partido los que amé tanto. Su carne duerme en las tierras de la muda conciencia. Quizás son los tallos de la hermosa flor que yergue su cuerpo, entre los surcos de mi recuerdo, donde están sus nombres, sus sonrisas que ya ocupan un lugar, en los templos del Dios del bondadoso dictámen. Ya no hay lágrimas en mis ojos por su partida, solo mi mirada al infinito, que los nombra, que continua anhelando detener los destinos, volver…