Reconozco que soy pluma escondida en medio de un torbellino de letras, en su inmensa mayoría construidas de esperanzas truncadas, pero no pierdo el interés en resistir los embates del viento. Me resulta muy agradable el poder salir al encuentro de esas personas que me importan al atardecer, para cambiar impresiones a cerca de como les va la vida. Pocas cosas tienen la importancia de comprobar, que han cambiado aquellos viejos lamentos, por meras ilusiones. Hay silencios tan especiales que apenas sin decir una sola palabra, lo dicen todo con una simple mirada. Es curioso que en algo tan diminuto como una lágrima, albergue algo tan grande como es el sentimiento.
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