Nuestro líquido elemento la sangre, corre por nuestras arterias y venas con una buena cavidad virtual, para ser oxigenada en los pulmones y bronquios para que pueda cumplir con su cometido en el organismo. Nadie o muy pocas personas, intentan recordar al poeta que ha decidido ocultarse de las miradas impúdicas, y de los gritos que alteran el pensamiento limpio y claro. Lo importante es lograr escuchar el retumbar de los tambores procedentes de los titiriteros del corazón. Llegamos en ciertos momentos a sentir algunos dolores, pero no por ello cesamos en alentar con anhelo, el poder recibir caricias y besos de esos labios deseosos de mostrarse complacientes, sin remilgo ni recato alguno que los pueda condicionar.
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